Mirador Peninsular. Por Juan Carlos Gutiérrez
Mérida.- La temporada de invierno está a la vuelta de la esquina y ello supone un reto no sólo para el turismo de Quintana Roo, sino para todo el estado y su estabilidad económica y social inmediata, tomando en cuenta que la vecina entidad depende en enorme porcentaje de la industria sin chimeneas.
Más que las modificaciones en la alerta de viaje a Quintana Roo de parte del Departamento de Estado de Estados Unidos, las informaciones periodísticas negativas incesantes desde inicios del año pueden verse reflejadas en la ocupación hotelera y en el consumo de demás bienes ofertados desde Isla Mujeres, hasta Mahahual, pasando por Cancún, Cozumel, Holbox, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Riviera Maya y Tulum.
La aún muy positiva respuesta que estos destinos tuvieron en verano se debió, principalmente, a las reservaciones hechas meses atrás, justo cuando iniciaban los problemas que tuvieron su erupción con la balacera en un antro de Playa del Carmen.
Ahora, a partir del mes próximo, podrá tenerse un termómetro real de la percepción foránea hacia Quintana Roo con las reservaciones hechas a inicios del verano o bien, con rebajas inusitadas u ofertas, principalmente al extranjero, para tratar de retener a un mercado que podría fijar su atención hacia otros destinos.
Para fortuna de Quintana Roo, destino de playa esencialmente, los embates climáticos que en esta temporada azotaron a otros puntos competidores de la región no se dieron ni en Cancún, ni en Cozumel, la Riviera Maya o algún otro de sus múltiples alternativas de descanso y relajamiento.
Esto no garantiza una respuesta plena de los visitantes, principalmente de Estados Unidos y Canadá en el invierno, pero si ayuda a la percepción que parece no ser la mejor desde que los hechos de violencia resurgieron y sobre todo se volvieron de nuevo en el pan de todos los días en el norte de la entidad.
MARIANA ZORRILLA Y EL SAT
La ex primera dama del estado, Mariana Zorrilla recibió una sorpresa que a estas alturas parecería inesperada, pero que finalmente se concretó y que podría obrar en breve en su contra.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT) habría iniciado, de acuerdo con fuentes periodísticas http://www.elterritorio.com.mx/2017/10/17/se-investiga-mariana-zorrilla/ con la investigación de los bienes y propiedades de la ex esposa de Roberto Borge.
Fue mediante el oficio con número 393164R80235322 que el SAT solicitó al Registro Público de la Propiedad y el Comercio (RPPyC) del municipio de Cozumel que rindiera constancia respecto a la existencia de registros y/o bienes a nombre del contribuyente Mariana Zorrilla Erales, así como también notificó el inicio de un Procedimiento Administrativo de Ejecución en su contra, presuntamente por asuntos de una declaración incumplida.
Cozumel, hay que recordarlo, es uno de los municipios en los que el IPAE remató terrenos y propiedades a amigos y familiares cercanos a Borge y a su antecesor, Félix González Canto, según las denuncias interpuestas ante la Procuraduría General de la República (PGR) y la Fiscalía General del Estado (FGE) por la organización “Somos tus Ojos Transparencia por Quintana Roo”.
Zorrila de Borge parecía haberse alejado definitivamente de cualquier rebote, de cualquier consecuencia de su matrimonio, que lejos de ser de oropel, según quienes lo conocieron de cerca, era una jaula de oro.
Su futuro lucía sin nubarrones, como los que hoy persiguen a su ex colega, la esposa de Javier Duarte, Karime Macías Tubilla, quien ya hasta asilo político pidió en Inglaterra al sentir cerca de ella el brazo de la ley.
No es de creerse que el caso de Mariana Zorrilla llegue hasta esos niveles, sobre todo por la bendición que tuvo de separarse legalmente de Borge en junio de 2016; de hecho el estigma de haber sido su esposa sea solo una mala anécdota. Pero a quienes sí, con el tiempo, ese estigma perseguirá será a sus dos pequeñas, aunque ya habrá tiempo de prepararlas para ello.