La Casa Dorada, el refugio del Divo en Playa del Carmen
Playa del Carmen, 16 de febrero (InZoom.mx).- Dicen que los grandes artistas buscan refugios donde el alma respira y la inspiración fluya. Para Juan Gabriel, ese rincón especial estaba en la Riviera Maya, en una casa que nació casi por casualidad y terminó convirtiéndose en su refugio más preciado.
Juan Gabriel no solo dejó su legado en la música, sino también en un rincón paradisíaco de la Riviera Maya, donde encontró la paz que pocas veces tenía en su ajetreada vida.
La Casa Dorada, un lujoso refugio en Playa del Carmen, fue construida especialmente para él, un santuario donde podía ser simplemente él, sin los reflectores ni el acecho de los fans.
La historia de este lugar emblemático comenzó con una confusión. Dolores López Lira, presidenta del Consejo de Grupo Lomas, recuerda entre suspiros de nostalgia que el Divo de Juárez intentó comprar un terreno, pero pensó que el precio estaba en pesos, cuando en realidad era en dólares. Ese malentendido dio pie a una relación de amistad que terminó con la construcción de la casa, diseñada para garantizarle la privacidad que tanto anhelaba y “Xolumado”, el cual esperan convertir de nuevo en un hotel boutique.
Nos invitó a su departamento en la zona hotelera de Cancún al poco tiempo de conocerlo, recuerda López Lira.
“Cuando llegamos a su departamento en Cancún, nos dimos cuenta de que los vecinos siempre lo estaban viendo, con cámaras y todo. Nos pareció una falta de respeto. Mi esposo dijo: ‘Vamos a hacerle una casa para que nadie lo moleste'”, recuerda Dolores.
Así nació la Casa Dorada, un espacio donde Juan Gabriel podía relajarse, disfrutar del mar y, por supuesto, componer. Su toque personal quedó impregnado en cada rincón. Él mismo eligió detalles de la decoración: lámparas, muebles y hasta el diseño de su estudio de grabación. Durante su construcción, el huracán Alex hizo de las suyas y llenó la alberca de agua, un detalle que quedó como una de las tantas anécdotas que envuelven esta propiedad.
Un lugar que sigue vibrando con su esencia.
Hoy, la Casa Dorada no es solo un recuerdo, sino un espacio vivo. Alejandro López, gerente general del Dorado Royal, explica que actualmente se utiliza para eventos, especialmente bodas, tanto mexicanas como hindúes y americanas.
“No quisimos dejar la casa en el olvido. Como dice mi hija, hay que darle vida. Y qué mejor manera que convirtiéndola en un lugar donde la gente celebre momentos importantes”, señaló Lolita López Lira, al hablar de la nueva vocación de la propiedad.
Pero no es el único legado de Juan Gabriel en el lugar. Un teatro con capacidad para 100 personas, parte del hotel Generations, también lleva su sello. Él participó en la decoración y seleccionó varios de los elementos que hoy forman parte del escenario donde ahora se realizan espectáculos nocturnos para los huéspedes.
La energía de un ícono
Para quienes lo conocieron, Juan Gabriel no era solo una estrella, sino un ser humano extraordinario.
“Lo veíamos todos los días, ya era parte de la familia. Siempre fue una persona humilde, sencilla, con un trato increíble. Caminaba y irradiaba energía”, cuenta Alejandro López.
Uno de los recuerdos más entrañables es verlo sentado frente al mar, en silencio, como si cada ola le susurrara la melodía de una nueva canción.
La Casa Dorada sigue ahí, testigo mudo de los días en que el Divo encontraba su paz en la Riviera Maya, lejos de los escenarios, pero siempre envuelto en la magia que solo él podía crear.
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